ESTA BANDERA NO SE ARRIA NI SE ENTREGA


Esta bandera no se arría ni se entrega

Por Aurelio Nicolella

Las palabras que llenan de orgullo a más de un oriental fueron pronunciadas por Timoteo Domínguez, cuando se encontraba en la isla Martín García, al pronunciar, al decirlas declararon que el “orgullo oriental” existía como siempre existió desde la época de las luchas patrias encabezadas por Artigas.
Timoteo Domínguez era en ese entonces comandante de la guarnición oriental que se hallaba ocupando la isla desde la época en que el comandante francés Le Prèdour la ocupara en la guerra contra el argentino Juan Manuel de Rosas.
Así terminada la guerra de confrontación con Rosas, derrotado este y habiendo triunfado el general argentino Justo José de Urquiza, con la ayuda de brasileños, uruguayos y de la marina francesa, toma el gobierno de la Confederación Argentina.
Habiéndose cumplido la misión y no teniendo más interés militar alguna es que luego unos meses el comandante Le Prèdour, al tener que retirarse de la isla es que manda sendos comunicados a los gobiernos de Montevideo y Buenos Aires, según la nota enviada la misma rezaba: “La suerte de la isla debía depender de los arreglos que se formaran entre el gobierno de la Confederación Argentina y el de la República Oriental del Uruguay”. El gobierno argentino manifestado desde un primer momento que la isla era patrimonio de la Confederación, con lo cual la posición de Buenos Aires era inobjetable no había situación probable para un arreglo. Le Prèdour pido las excusas del caso al gobierno argentino, puesto que el francés creía haber realizado un acto de cortesía, al poner a dialogar a ambas naciones sobre el tema en cuestión, no obstante Buenos Aires mando una nota diplomática al poder ejecutivo uruguayo manifestándole que debía hacer entrega de la isla a las autoridades argentinas, previniendo que entre los días 10 al 15 de marzo de 1853 partiría del puerto de Buenos Aires una fuerza militar suficiente para tomar definitiva posesión de la isla.
Mientras tanto Timoteo Domínguez con su grupo de orientales se encontraban ocupando la misma en forma pacifica pero con algunos pertrechos militares.
Barcos y tropas bonaerenses llegan el día 16 de marzo de 1853 a la isla Martín García ocupándola, el jefe oriental ya había recibido instrucciones del gobierno de Montevideo de entregar a las tropas argentinas la isla.
Así Domínguez tuvo que hacer entrega de la isla en la cual nunca imagino entregarla a otro país, lo que se sabe es que juntó a sus hombres, a las cinco mujeres y los tres niños de la isla, les formo ante el mástil donde flameaba la bandera oriental, y pronuncio con impotencia la frase “esta bandera ni se arría ni se entrega”, retiro el mástil se lo cargo al hombro, subió a un ballenero y partieron hacia la Colonia del Sacramento, dejando la isla Martín García en manos de los argentinos.
Esta frase le dio una popularidad ya que el orgullo herido de un patriota se hizo sentir hasta en las mismas entrañas de la patria oriental.
Pero a veces el destino tiene formas trágicas es así que ocho meses después del regreso a suelo oriental de Timoteo Domínguez mientras este se desempeñaba como Jefe de político del departamento de Soriano, en una revuelta, los blancos lo apresaron, le cortaron la cabeza y se la entrega a su esposa, la misma con la cual había convivido en la isla en medio del río de la Plata.
Pero don Timoteo, volvió ya que desde 1965 al noroeste de la isla Martín García comenzó a asomarse el lomo agrisado de un enorme banco de limo y arena. El acuerdo entre Argentina y el Uruguay firmado en 1973, asigna la posesión de la isla Martín García a la Argentina pero no así de las demás islas que se vayan formando por la acción de la sedimentación, pudiendo emerger de las aguas del sector uruguayo, es así que con los años surgió una isla de proporciones inocultables, bautizada por los uruguayos con el nombre de Timoteo Domínguez.
Como algo mágico es que con el correr de los años la isla de Timoteo Domínguez comenzara a encerar a la isla Martín García, quedando esta como un enclave dentro del territorio uruguayo.
El milagroso regreso de Timoteo Domínguez en el Río de La Plata, pareciera ser como un fantasma que recorre las aguas clamando que el orgullo oriental sigue vivo, por haber entregado la famosa isla.